martes, 26 de agosto de 2014

Italia

Los setenta: años de plomo.

Se dice comúnmente que existen dos Italia, la del norte y la del sur. La verdad pienso que hay tres, siendo la parte que falta justamente Roma. La ciudad eterna seduce con su monumental historia. Esta urbana máquina del tiempo forjó un carácter propio a base de guerras intestinas, viejo vicio de emperadores y gladiadores que se apoderó en los setenta de la política y el fútbol.

Aquellos tiempos balompédicos eran de transición. Prácticamente todos los equipos estaban despidiendo a viejas glorias y fogueando nuevas. El Inter de Milán fue uno de ellos, con esa final europea del '72 ante el Ájax de Cruyff y Cía., que a melena limpia inauguraba la nueva era del fútbol total. Aquella infructuosa marca personal de Gabriele Oriali al Tulipán de Oro en Rotterdam fue una comedia del suceso. La prensa alabó el fútbol generoso de los holandeses al mismo tiempo que le reprochaba a los suyos la obstinada inclinación por el cerrojo.

Un año después la Juventus sucumbió ante los de Ámsterdam en un partido aún más lastimoso: gol de Rep a los 4 minutos y toque hasta el final sin que los italianos pudieran oler el balón. Los más jóvenes del equipo salieron del campo masticando la vendetta, que llegarían a cobrarse recién a principios de los ochenta.

Pero mientras el fútbol se daba de bruces, un género fílmico hacía sus pinos: el Western Spaghetti, famosas películas del lejano oeste al mejor estilo italiano (lo que es decir, bien exageradas) con personajes muy rufianes que venían remando por un lugar en la pantalla. Algunas fuentes aseguran que entre el decenio de 1965 a 1975 se filmaron más de 400 películas financiadas por productoras italianas. Bud Spencer (cuyo nombre original es Carlo Perdesoli, Nápoles, 1929), Terence Hill (Mario Girotti, Venecia, 1939) y Franco Nero (Franco Sparanero, Parma, 1941) competían por los protagónicos con Charles Bronson, James Coburn, Telly Sabalas y Cleant Eastwood. En Italia se pasó de la Dolce Vita a esto, de los ragazzi burgueses y mujeriegos en Piaggio Vespa a la juventud armada.

El fútbol no fue ajeno a los años oscuros de la historia peninsular. Las mafias comenzaron a proliferar en las gradas, matones que por un puñado de liras podían hacer un desmán. El sur apiló a muchos de estos personajes y las 45 no tardaron en llegar a los vestuarios.

Fue en el corazón de la década que justamente Roma tuvo su primer campeón de la serie A: la Lazio. El de 1973-74 fue sin dudas el Scudetto más sorprendente de toda la historia del Calcio. Aquel “Grupo Salvaje” era un plantel dividido en dos, reflejo de lo que era la capital en aquellos años 70, escindida políticamente en bandos irreconciliables y fuertemente armados. Jóvenes que se sentían marginados por el sistema, enemigos tenaces de la propiedad privada, coqueteaban con el terrorismo. Llevaban consigo el semblante contracultural del anarquismo punk, ala romana del “No future for you”. Acusados de blanditos, su gran hazaña fue obligar a un líder sindical llamado Luciano Lama a huir de un mitin en Piazzale della Minerva. Se trataba de los indios metropolitanos, un germen social alumbrado por el fracaso del Mayo del 68.

Pero el movimiento era acompañado por gente mucho más pesada, preocupada por el monopolio de la droga y el atraco a bancos y joyerías: “En el barrio de la Magliana”, dice Andrea de Pauli, “el `Negro’, `Crispino´, `Renatino´ y sus amigos están montando una organización criminal que empieza a fastidiar a los poderosos.”[1] Las armas llegan al vestuario de la Lazio. Son tiempos duros, entiéndase. Sergio Petrelli, defensor proveniente de la Roma, tiene un fusil de carga manual. Con él correrá a los aficionados de su ex club cuando éstos se acerquen al hotel a molestar. El segundo arquero, Avelino Moriggi, era más decente. Iba a la práctica con su Colt de caño largo envuelto en un trapo engrasado (para no estropear el galvanizado). Todas las noches, los dos escuchaban a los Alfa Romeo y BMW dar frenazos que inspiraban a Mario Girolani guiones de  “poliziottesche”, el género cinematográfico que reemplazó al Western Spaghetti. Italia a mano armada, Roma violenta, Roma: la otra cara de la violencia…  títulos que sedujeron a la parroquia laziale.

El equipo estaba dividido, como se dijo. Por un lado la banda de Luigi Martini, lateral izquierdo de los de antes. Elegido diputado en 1996 por el partido de centro derecha Alleanza Nazionale, no dudaba en mandar a la camilla al contrario que se le cruzara. Al entreno iba con un revólver que sacaba en los tiempos muertos para dispararle a las farolas. Su mano derecha era Luciano Re Cecconi, apodado “El ángel rubio” o “Checconetzer” por su parecido con el futbolista alemán, un genial interior izquierdo, muy querido en el vestuario por su sentido del humor, quién murió de forma trágica. Los dos practicaban paracaidismo.

El otro bando era liderado por “Long John” Chinaglia, un napolitano que había vivido en Gales, donde trabajó de lechero. En el campo preparó su físico antes de debutar en el Swansea. Dos años después recibió el llamado de la tierra. Pasó por Massese e Interpoli y recaló en la Lazio. Lo primero que vio al llegar fue que Martini tenía un revólver. Y como el toscano no le caía bien decidió llevar una Magnum 44 a las prácticas. El vestuario se partió en dos hasta el punto de que, como escribió el periodista Guy Chiappaventi, autor de Pistolas y Balones: "quien entraba en la habitación errónea corría el riesgo de encontrarse con la amenaza de una botella rota bajo el cuello".

Chinaglia fue el corazón de aquel equipo, un delantero peleón, un tanque. Inteligente a la vez que sutil, algunos llegaron a compararlo con Christian Vieri, o al revés. Su espíritu marcó la camiseta biancoceleste hasta el punto de que el día que conmemoraron su fallecimiento la hinchada sacó una bandera que decía “queremos once Chinaglias”. Si hoy los ultras se identifican con la ideología fascista, antes eran los propios jugadores los que se vinculaban a ésta. La parte que él lideraba nunca ocultó su simpatía con el M.S.I. (Movimiento Social Italiano, un antiguo partido de ultra-derecha). Según Rafael Sánchez: “Puede que la propia marca genética de un equipo como el Lazio, fundado por el oficial fascista Luigi Bigiarelli, capaz de desafiar al propio Mussolini (reconocido seguidor de la Roma), actuase como un fatídico imán a la hora de reunir una colección de delincuentes, fanáticos, pendencieros y ex soldados que además tenían la rara particularidad de jugar al fútbol como los ángeles.”[2]

Sí, porque aunque Chinaglia llegó para descender, el equipo enseguida subió a primera y logró el último Scudetto antes del Mundial de Alemania. Sus servicios como sucesor de Gigi Riva habían sido requeridos por la nazionale azzurra en un partido contra Bulgaria, cuando todavía estaba en segunda. A Long John le gustaba ostentar sus camisetas intercambiadas con los compañeros de la selección. Pero a la facción de "los milaneses" no les iban estas cosas, ellos se refugiaban en la familia y el paracaidismo y dejaban la fanfarronería y las llaves de los boliches bailables para el goleador y sus secuaces, Wilson y D´Amico.

Pero: ¿cómo se explica que un vestuario dividido, con la mayoría de sus jugadores portando armas de fuego de su propiedad y practicando tiro en las instalaciones del club saliera campeón de Italia? El mérito de aquel Scudetto habría que dárselo al entrenador Tomasso Maestrelli, un abuelito, capo de la psicología, que consiguió no solamente mantener vivos a los muchachos sino sacar lo mejor de ellos. Los partidos de entrenamiento eran a muerte. Así conseguía mantener el físico y la hombría ardientes. Ninguno quería perder y mucho menos abandonar, por lo que “Don Tomasso” dejaba la práctica en un eterno empate, evitando la posible tragedia. En el vestuario, primero iba y le comía la oreja a Chinaglia, le decía que era el mejor, el jefe, y lo mismo hacía con Martini. Para que no hubiera problemas nombró a Pino Wilson capitán. Los domingos el equipo mataba.

Lo mejor del caso era que en la cancha no había enemigos. Si Chinaglia recibía, la banda de Martini le cobraba al rival y viceversa. Wilson llegó a decir que hacían pressing sin saber lo que era. La Lazio ganó 18 partidos de 30 y solo perdió 5. El 12 de mayo de 1974, el equipo entró en la historia al vencer al Foggia por 1-0 (gol de Long John de penal en casa) alcanzando el Scudetto con diez puntos de ventaja sobre la Juventus. Chinaglia se salió ese año, fue capocannoniere con 24 goles.

Tiempo después, al máximo ídolo laziale se lo relacionó con la Camorra y hasta se dijo de él que le había exigido al presidente que le vendiera el club con presiones de la mafia (tenía acusaciones de blanqueo de dinero). Tres jugadores del equipo fueron al Mundial: Re Cecconi, Wilson y él. Suyo fue el pase a Capello para el gol en Wembley en la primera victoria de Italia en Inglaterra.

En Alemania arrancó haciendo dupla con Gigi Riva ante Haití. Italia ganó 3-1 pero ninguno de los dos marcó y él tuvo que salir a los ´74 sustituido por Anastasi, haciéndole la seña de “vaffanculo” al técnico Valcareggi. En el siguiente partido no jugó y el equipo empató contra Argentina en un match desastroso en el que Capello marcó a Houseman, al que el seleccionador creía mediocampista. Wilson remplazó a Morini e hizo un ingreso más por Burgnich contra Polonia. Re Cecconi no jugó ningún partido. Italia no pasó de la primera ronda.

En la temporada siguiente la Lazio, a pesar de ser campeona, no pudo jugar la Copa de Europa por los graves incidentes producidos en un partido de UEFA de la temporada anterior contra el Ipswich Town, equipo que le metió cuatro goles de local y le obligó a una remontada épica. Como ésta no llegó a darse, el partido acabó con incidentes en el campo y en los vestuarios. El arquero David Best fue el que más cobró y tuvo que regresar a Inglaterra en muletas, con una pierna rota, deciendo chau a la temporada.

Poco a poco la psicología del grupo fue decayendo y en el ´76 Long John, como buen divo, se fue a los Estados Unidos a jugar en el Cosmos de Pelé. En diciembre de ese año falleció Don Tomasso de un cáncer en el intestino. Apenas un mes después, el bizarro de Re Cecconi, junto con su compañero de equipo Pietro Ghedin, entró en una joyería de la Via Nitti a gastar una broma. Con pasamontañas en la cabeza y las rodillas flexionadas, igual que en la famosa foto del terrorista Giusseppe Memeo, apuntó con su arma al joyero Bruno Tabocchini, simulando un asalto. El hombre, harto de los atracos de verdad, le disparó y lo mató. Chinaglia y el paracaidista Martini se juntaron por última vez para enterrar al compañero. Luciano Re Cecconi tuvo una calle con su nombre. El joyero fue absuelto porque actuó en legítima defensa.

Roma volvió a vivir un disgusto bastante mayor en 1978 cuando la policía encontró en el baúl de un Renault 4 rojo abandonado en la Via Caetani el cuerpo acribillado de Aldo Moro, líder de la Democracia Cristiana y del Partido Comunista Italiano. No por casualidad el coche se encontraba puesto al revés a mitad de las dos sedes. Secuestrado violentamente por las Brigadas Rojas en un operativo que incluyó el asesinato de su chofer y la guardia de escoltas, el mensaje fue tan trágico que mató de disgusto al Papa Pío VI, quien imploró hasta el final por su liberación. Se dice que ni el ministro del interior Cossiga ni el primer ministro Giulio Andreotti hicieron los suficiente por rescatarlo vivo.

Aldo Moro había sido antecesor de Andreotti en el consejo de ministros. Era el hombre indicado para llevar el Partido Comunista al poder. Las Brigadas Rojas, de carácter maoísta, consideraban que el suceso retrasaría la revolución dado que Moro simbolizaba un paradigma distinto: la transición democrática hacia el comunismo. En los años más calientes de la Guerra Fría, el partido comunista no podía entrar al gobierno por la sencilla razón de que Italia era miembro de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte, alianza militar de los Estados Unidos con varios países de Europa). En Italia operaba entonces la red de inteligencia anticomunista Gladio bajo la dirección de la OTAN, la CIA y el MI6 británico. Ninguna de las dos facciones quería que aquel hombre conciliador, comunista y demócrata, al que no le apetecía renunciar a la OTAN ni hacer de su país un satélite de Rusia, entrara en el Palacio del Quirinal. La llamada estrategia de tensión, actos terroristas que siguieron al atentado en Piazza Fontana (Milán, 1969), enajenó a la sociedad. Moro y Re Cecconi fueron los mártires de una época conocida en Italia como Anni di piombo (años de plomo). Ambas muertes fueron necesarias para que la sociedad comprendiera hasta dónde habían llegado las cosas en Roma, sede recaudadora del catolicismo mundial y capital de las tres Italia. Un mes después de lo de Via Caetani, la selección de Bearzot se preparó para ir al Mundial de Argentina, país incluido en el Plan Cóndor, el homónimo latinoamericano de Gladio. Siguiendo el sueño del tricampeonato, nuevos tiempos políticos y futbolísticos llegarían.

BIBLIOGAFÍA

Andrea de Pauli: El caso Luciano Re Cecconi. Revista Panenka#07. Abril 2012

Brian Glanville: Historia del Fútbol Mundial. T&B Editores (2009) - España.


EN: INTERNET:

Alfredo Abián: Indios Metropolitanos – La Vanguardia. 18/08/2010: http://www.lavanguardia.com/politica/20100818/53985689573/indios-metropolitanos.html

Fiebre Maldini (Canal+) – Homenaje a Chinaglia (Youtube): http://www.youtube.com/watch?v=naGMQtgXC0s

Punto Pelota: La llave de Petón – La Lazio año 70 (Youtube): http://www.youtube.com/watch?v=LHNrwiuG0sI

Miguel Ángel Lara: Chinaglia, adiós a la estrella de la Lazio de las pistolas – Diario Marca. 02/04/12 http://www.marca.com/2012/04/02/futbol/futbol_internacional/calcio/1333387465.html?a=PG1a9940b223090b9dc192613246a6c6e6e&t=1409092683

Rafa Sánchez: Lazio 1974 - El Scudetto de las pistolas – vavel.com: The International Sports Newspaper. 16/02/2012 http://www.vavel.com/es/internacional/italia/95663-lazio-1974-el-scudetto-de-las-pistolas.html

Consultorio de Historia y Ciencia (Libertad Digital - 26/11/2011): El asesinato de Aldo Moro: http://tv.libertaddigital.com/videos/2011-11-26/consultorio-de-historia-y-ciencia-el-asesinato-de-aldo-moro-elMnyndbri0.html



[1]Andrea de Pauli: El caso Luciano Re Cecconi. Revista Panenka#07. Abril 2012 (Pág. 75).
[2]Rafa Sánchez: Lazio 1974 - El Scudetto de las pistolas – vavel.com: The International Sports Newspaper. 16/02/2012 http://www.vavel.com/es/internacional/italia/95663-lazio-1974-el-scudetto-de-las-pistolas.html

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